Orgullo de Caledor (batalla narrada)

Buenos días aficionado al Viejo Mundo. Parece que últimamente cada vez se nos dejan engañar más colaboradores para contarnos sus batallitas, y es el caso de Alith Anarr. Ya le habéis ido leyendo todo el año con su escalada, pero es que recientemente jugó una partida de Elfos Traidores (bueno, Altos Elfos) contra Condes Vampiro, y ha tenido el detalle de compartir la narración trasfondística con todos nosotros. No diréis que no tenemos colaboradores bien majos...

- Ven, mi joven discípulo y vamos a contemplar las aguas de la fuente de Isha. Si te concentras bien verás hechos del pasado que servirán para que aprendas buenas lecciones para el futuro. 

Después, el anciano mago empezó a caminar acompañado de su aprendiz por unos bellos jardines con especies de distintos rincones del mundo. Cuando la pareja llegó a un pequeño claro allí estaba la fuente de Isha. De un mármol blanco inmaculado y con una representación de la diosa en la parte más alta. De sus ojos brotaba el agua representando las lágrimas que derramó por sus hijos.

El mago de largo pelo cano extendió su mano y con un susurro alrededor de su mano surgió un aura azulada con la que rozó el agua. 

- Ahora expande tu mente e intenta absorber todo el conocimiento que te proporciona Isha.

Poco a poco empezó a formarse la imagen de un barco élfico acompañado de un enorme dragón rojo, cuyo jinete portaba un gran estandarte perteneciente a su casa.

- ¡Ah! Estás viendo la expedición que organizó el Señor del Conocimiento Palaesgarth recién cumplidos los 420 años de reinado de Bel Hathor, el Prudente.

El barco continuaba su camino rápida e inexorablemente. Cortaba el oleaje con una gran precisión y con el viento a favor. Baelur, un experto mago, miraba por la borda el inmenso océano y reflexionaba en silencio. Los grandes videntes de la Torre Blanca, los mayores especialistas en lo que los humanos llamaban Saber de los Cielos, habían pronosticado que había de eliminarse un mal tan antiguo como la humanidad. Estaba asentado en una zona donde en un futuro cercano moriría el ancestro de un humano que sería posteriormente un gran aliado de los elfos luchando contra el Caos. Pero dicha tierra debía estar libre de todo mal ya que si no fuera así sería asesinado antes de poder engendrar a su descendencia. En esa guerra futura se derramaría sangre pero si es la del enemigo o incluso la del aliado antes que sangre de los altos elfos mejor que mejor. Así lo decidieron los grandes sabios y se empezó a fraguar la intervención.

La derrota no era una opción. Había que purgar esa zona y eliminar a ese ser maligno. El mago Baelur empezó a recordar con una pequeña sonrisa cómo reclutaron al comandante de esta empresa. Una pequeña reunión informal del Señor del Conocimiento Palaesgarth con Caorgoran de Caledor dejó el asunto zanjado. Cuando el Señor del Conocimiento le preguntó por el mejor guerrero que conocía y que se tendría que enfrentar a un ser maligno de gran poder que encogería el corazón incluso de los más valientes, como no podía ser de otra forma el orgullo de Caledor le hizo dar un paso adelante y presentarse como voluntario. Además, iría montado en el dragón rojo Grognir.

El resto de tropas fueron reclutadas por su valor y experiencia demostrada en el campo de batalla. Los arqueros pertenecían a los supervivientes del asedio de la puerta del Grifo por parte de los Elfos Oscuros. Los lanceros demostraron su valía luchando contra los Norses en las tierras del norte. Los yelmos plateados habían estado realizando operaciones de limpieza de pielesverdes en la zona sur de la Isla del Crepúsculo. La Guardia del Fénix se presentó ante Palaesgarth justo después de que convenciera a Caorgoran. La dotación del Lanzavirotes era la misma que eliminó al gran demonio del Caos Uzulgrover. Las águilas gigantes Gwaduir y Nacuiar también estarían en la misión ya que cuando se enteraron no querían dejar solos a sus aliados. La escolta de Caorgoran, los caballeros dragoneros no abandonarían a su señor. Los sombríos habían asesinado a la gran hechicera elfa oscura Miluark que estaba liderando una incursión en el norte de Ulthuan. Los jinetes de Ellyrion y los áurigas del carro lograron retener en un flanco a buena parte del ejército hombres bestia en la eterna lucha contra el Caos.

La visión del ejército y cómo empezó las maniobras para iniciar las hostilidades henchía de orgullo al joven aprendiz de mago. Era algo espectacular y las tropas pronto rodearon a los no muertos.

 

El señor de los Vampiros Resiur, perteneciente a los Strigoi, sacrificando a uno cuantos zombis y esqueletos había conseguido organizar una defensa eficaz aunque se hallaba rodeado. Lo había sorprendido la rapidez de los elfos. Los vargheist, murciélagos gigantes y necrófagos junto con el vampiro neonato Lussak deberían entretener a las tropas que atacasen la retaguardia, que finalmente fueron el regimiento de yelmos plateados, jinetes de ellyrion, sombríos, águilas gigantes y arqueros. La caballería tumularia daría media vuelta para acompañar al ataque por el frente.

Los regimientos de zombis, esqueletos, tumularios, carruaje negro y doncella espectral atacarían el frente comandados por el señor de los vampiros, junto el nigromante Niklaus y el señor tumulario Plontum que se enfrentarían a la Guardia del Fénix, Dragoneros, Lanceros que hacían de guardia de honor al mago Filigoras, Lanzavirotes, carro y comandante en dragón.

 

A través de las imágenes de las aguas se pudo comprobar la carga gloriosa de los dragoneros destrozando un carro terrorífico. En la otra zona del campo de batalla los Yelmos Plateados aniquilaban a unos Vargheist de aspecto brutal. La visión de ambas cargas henchía de orgullo a los dos magos que presenciaban la visión. Pero el contraataque de los no muertos fue brutal. Los dragoneros sucumbieron ante el grito desgarrador de una figura fantasmagórica. Afortunadamente para los elfos, las imágenes no transmitían ningún sonido pero era obvio que tenía que ser algo aterrador para que 4 de los 5 caballeros cayeran de esa forma. A algunos se les puso el pelo blanco de puro pánico y otros envejecieron en cuestión de unos pocos segundos así como sus monturas.  Además, unos tumularios junto con el vampiro cargaron a la Guardia del Fénix que sufrió una cantidad de bajas enorme y se vió obligada a huir. En su huida fueron aniquilados completamente.

Mientras tanto, los arqueros sufrieron la carga de unos zombies que se acababan de alzar junto con un vampiro que volaba. Aguantaron como jabatos y poco a poco lograron acabar con el vampiro y los zombies pero al final la carga de unos zombis por su retaguardia, que levantó el vampiro justo antes de morir, provocaron su perdición.

Los necrófagos jugaban al gato y al ratón con los sombríos mientras dificultaban la movilidad de los Yelmos Plateados y de unas Águilas Gigantes que se habían impuesto por la batalla aérea a unos Murciélagos Gigantes.

El carro luchó valientemente y hasta la extenuación con unos zombis que se habían levantado delante suya y del lanzavirotes. Cuando finalmente vencieron no le dió tiempo a eludir una carga de la caballería tumularia. El comandante alto elfo ayudó al regimiento de lanceros en su lucha contra un gran regimiento de zombis en el que estaba el nigromante. El dragón partió por la mitad al nigromante cuando lo agarró con sus brazos. Luego los tiró al suelo con desprecio y exhaló su aliento de fuego.

El comandante élfico veía que tenía tiempo para que sus tropas rodeasen a los tumularios con el conde vampiro pero mientras se cerraba la trampa cargó contra los restos de la caballería tumularia para barrer de enemigos el campo de batalla. La caballería pesada no muerta parecía indestructible. Aguantaba los golpes del elfo y del dragón con una facilidad inusitada aunque no le causaban heridas. El tiempo pasaba y la trampa sobre los tumularios se cerró pero el héroe en dragón seguía luchando.

Los lanceros, el campeón de los dragoneros y los ellyrion que habían estado hostigando toda la batalla cargaron por el frente y los flancos pero no hubo forma de derrotar a la bestia que los lideraba. Además, los tumularios tenían a un héroe de gran antigüedad que segaba las vidas de los lanceros con una facilidad inusitada, pero aguantaban. Y en el combate de Caorgoran y su dragón contra los tumularios, de entre todos los destinos que se habían escrutado, apareció el más improbable de ellos. La hoja forjada en el Yunque de Vaul se clavó en el escudo del campeón de los tumularios y éste respondió clavando al comandante élfico a su silla de montar. La espada atravesó la junta de la armadura existente entre el brazo y el pecho. El grito de agonía del comandante tuvo que ser enorme ya que su montura reaccionó con gran dolor y se llevó al jinete a la protección de la retaguardia.

Esto provocó que los lanceros siguieran huyendo pero reforzó la determinación del resto de tropas supervivientes. La imagen se fue poniendo borrosa y terminó solamente mostrando el agua.

 

- A ver, ¿qué has aprendido de esta misión que se realizó?

- Pues... a los fantasmas esos que gritan hay que eliminarlos mágicamente ya que los medios mundanos no funcionan contra ellos. Los no muertos son lentos pero con la ayuda de la magia pueden ser muy ágiles y nunca huyen... Maestro,  ¿cómo termina esta historia?

- El anciano maestro asentía lentamente. Pues la misión se cumplió, ya que el Señor de los Vampiros estaba aislado y sin héroes con conciencia propia. No tenía una gran capacidad mágica para mantener a sus súbditos así que los fue sacrificando para poder huir. Dicha zona fue purificada pero nuestra raza se ganó un enemigo que nos guarda un odio eterno. Es más, ha llegado a atacar nuestros monolitos solamente para causarnos daño y ha provocado mucho derramamiento de sangre élfica.

Quizás, se lograron salvar las vidas de muchos elfos con esta misión en la guerra que se lucharía contra el Caos pero se perdieron otras tantas contra este nuevo enemigo. Solo Moria Heg conoce todas las hebras del destino e intentar cambiarlo es una insentatez.