jueves, 19 de octubre de 2023

[TRASFONDO] El nuevo aliado de Malal

 ¡Buenos días otro día más! Hace pocas jornadas os presentamos por aquí una nueva entrega de la escalada de Alith Anarr, que lleva un par de años deleitándonos con como reúne un ejército para servir a Malal. Y en esa misma escalada nos contaba su asistencia al I Torneo Lanza de Myrmidia, con ese mismo ejército. Pues bien, dado que ese ejército iba acompañado de su relato de trasfondo...¿lo disfrutamos todos no?



La figura encapuchada avanzaba lentamente por el sendero que llevaba a la cima de aquella montaña. La figura era extremadamente delgada para su altura. A pesar de los fuertes vientos, la altitud y la elevada pendiente el ritmo de la subida era constante. Cuando llegó a la cima se dirigió al ser que estaba encadenado.

- Amigo mío, no eres fácil de encontrar. Se tomaron muchas molestias contigo. - dijo el encapuchado con una voz profunda pero a la vez chirriante como si se estuviesen arañando una superficie de pizarra. 

- ¡Vete demonio! Ya sé que vienes a torturarme en nombre de tu patrón. ¿A quién sirves? ¿A ese pestilente dios de la enfermedad obsesionado con la muerte? ¿A ese estúpido que siempre busca placer en todo? ¿O en el metomentodo de...

Una risita entre dientes fue creciendo hasta terminar en una carcajada e hizo que la criatura encadenada se callara de golpe. 

- ¡Calla! Si viniera a hacerte daño te aseguro que no estarías hablando en este momento. Vengo a ofrecerte un trato – Mientras decía eso empezó a bajarse la capucha para mostrar un rostro de tres ojos que mezclaba signos de un anciano, un perro y escamas de reptil.

- ¿Ma...lal? El Dios Loco viene a verme, jajajaja

- ¿Loco? ¿Aún te crees lo que te dijeron los dioses que te condenaron a esta vida? - gritó echando saliva por la deforme boca. ¿Esos mismos dioses que te dieron la inmortalidad convirtiéndote en un príncipe demonio y luego te encarcelaron en cuánto tuviste un puñado de seguidores que creían que eras un nuevo Dios? Sé de sobra que trataste de evitar esos pensamientos y más cuando conocías lo que le habían hecho a Be'lakor. Tu condena fue mucho peor. Te encadenaron en la cima del Monte de la Eternidad, donde podrías ver todo lo que ocurre en este mundo pero no te podrías mover. Un eterno observador de los hechos que acaecían en estas tierras mientras los dioses te enviaban a sus siervos para causarte el mayor daño posible pero sin eliminar tu alma para que te regenerases una y otra vez. ¿Cuánto tiempo llevas ya sin la visita de un torturador? Hasta los dioses se han olvidado de ti.

- ¿Y a ti qué te importa? ¿Qué es lo que quieres?

- No me importa nada pero veo que puedes ser un gran aliado en mi guerra. Mis hermanos se volvieron contra ti como hicieron conmigo. Temen el verdadero poder. Por eso se pusieron de acuerdo para atacarme e intentar derrotarme. Te doy la oportunidad de ser uno de mis generales contra quienes te han hecho daño pero debes saber que te querrán enjaular de nuevo o destruir tu inmortalidad. Piénsalo, puedes quedarte aquí para ver mi victoria o mi derrota o dejar que te libere y empezar a luchar contra aquellos que te han conducido a esta situación. Si cuando venza destruyo el mundo será después de haber destrozado a esos dioses que ahora mismo odias con todas tus fuerzas. Habrás obtenido lo que querías. Lo mismo no destruyo este mundo pero sí acabaré con tus rivales porque son los míos. Ya sabes que no soy un Dios de prometerle nada a mis fieles pero siempre les doy la oportunidad de cumplir su venganza. 

- Eso lo he llegado a ver en numerosas ocasiones. Diría que te da igual el resultado pero cumples la parte de poder alcanzarla. 

- Siempre doy esa oportunidad, obtener la venganza. Que sean capaces de alzanzarla o los medios por los que la puedan obtener me es indiferente. Yo cumplo con mi parte y ya que llevas milenios aquí mirando sin hacer otra cosa deberías saberlo.

El príncipe demonio encadenado estuvo callado un tiempo. Pensando en qué respuesta dar. Era iniciar un camino hacia la perdición y la condenación pero él ya estaba perdido y condenado desde hacía demasiado tiempo.

- Como veo que te lo piensas creo que la oferta no te interesa. No te molesto más. Creía que aún había algo del grandioso guerrero y líder que fuiste.

- ¡Lo sigo siendo! Pero quiero saber qué debo hacer a cambio de mi libertad.

- Es muy fácil. Sírveme en mi lucha contra los dioses del Caos. Ahora distintos seguidores de mis hermanos están marchando hacia un templo de Myrmidia. No sé lo que hay ahí ni me importa. Lo importante es que no lo tengan ellos. Mata a todo seguidor del Caos que encuentres. Eso los debilitará y me facilitará mi lucha contra ellos. Pero no te olvides que si te enfrentas a humanos, enanos o elfos esos también creen en sus dioses que también deben morir ya que también existen en el reino del Caos. Si consigues lo que hay en ese templo es tuyo. Para que veas que no soy un Dios avaricioso como los que serviste en su día. Lo importante es que no lo tengan mis hermanos. Por cierto, en el mismo lugar que te apresaron tengo unas tropas dispuestas para ti. Además, he recuperado esto. Creo que te pertenece - lentamente Malal sacaba de su túnica una gigantesca espada que no podía estar ahí por la diferencia de tamaño existente. 

- Muy bien. Lo haré – mientras los ojos se le avivaban al ver el arma. 



- Mira bien las tropas que están dispuestas para ti. Los que están al más a la izquierda son estalianos. Son pequeños nobles que no tenían opción a heredar nada aparte que fueron perseguidos en su país porque quisieron luchar por un mundo más justo. Su recompensa fue la de ser perseguidos por la justicia de los más altos señores. Entonces acudieron a mí. A su lado, hay unos bretonianos que mataron a sus señores porque no tenían nada para comer mientras que ellos y sus caballos estaban bien alimentados. Hay muchos más pero lo mejor será que los conozcas tú mismo. 

- Tienes razón. Libérame y lucharé en esta guerra.

Malal canturreaba algo que no tenía sentido mientras golpeaba con la espada las distintas cadenas encantadas una y otra vez para liberar al cautivo con la espada que sacó antes. 

- Debes recordar que para no levantar sospechas no podré bendeciros abiertamente ya que entonces todos mis hermanos os atacarían a la vez. Tanto miedo me tienen que olvidan sus peleas de niños para sabotearme. Pero puedo ofreceros unas bendiciones que son parecidas a las que ellos usan para no levantar sospechas. Aparte, te proporcionaré unos demonios sometidos para que parezcáis un ejército del Caos más. 

Una vez el príncipe demonio se supo libre pudo coger el arma con la que había luchado hacía tanto y tanto tiempo. Malal ya había desaparecido. En cuanto empuñó la espada con fuerza sus ojos se convirtieron en dos ascuas al rojo vivo, desplegó sus alas y salió volando. Terminó aterrizando entre las tropas que estaban esperando donde le había dicho Malal. Le miraban con dudas ya que no sabían si se trataba de un amigo o enemigo. Entonces, con todas sus fuerzas gritó algo que le salió de lo más profundo de su alma: ¡¡¡Muerte al Caos!!! Todo el ejército lanzó el mismo grito.

Mientras tanto, en el más oscuro rincón de los Reinos del Caos una risa desquiciada y malévola resonó tan fuerte que hizo que las demás entidades que allí residían se estremecieran.  


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