¡Buenos días fieles súbditos del Verdadero y Legítimo Rey Fénix! (y malos para los traidores claro). Hoy vamos a pasar el viernes con un poquito de trasfondo, esta vez cortesía de Agus, que se marcó un relato tremendamente chulo para ambientar su ejército druchii del IV Torneo Leyendas en Miniatura. Y en el vislumbraremos a algunos personajes esenciales en el destino de la raza élfica...
Sólo hay dos
personas en Naggaroth a las que no se les puede hacer el más mínimo desaire.
Una es la reina Morathi y la otra es la madre del Rey Brujo.
Lady Malis
Dos conciencias sobrevuelan una inconmensurable meseta bermellón. Ligeras
como una pluma, ninguna fuerza mecánica las empuja, sino la fuerza de voluntad de
aquellos y aquellas que son capaces de romper el velo y tejer con sus hilos más
allá del tiempo y el espacio. Estamos en el reino donde los vientos de la magia
fluyen salvajemente más allá de la comprensión de los mortales.
Ocho veces ocho mil estandartes penden boca abajo en una carretera de
huesos sin fin, siendo la mayoría irreconocibles para una Lady Malis que
escudriña la siniestra composición. Muchos emblemas emanan una antigüedad
venerable, y entre todos ellos, Malis pudo distinguir algunas casas ancestrales
de su raza adornando los huesos del dragón más inmenso que jamás había visto.
Encima del cráneo de la descomunal bestia, corona el pendón más reconocible de todos.
-Tus ojos no te engañan, hija de la cazadora
salvaje. Es el emblema de Aenarion descansando sobre los mismísimos huesos de
Indraugnir. Y este, querida mía, es el ejército inmortal del señor de los
cráneos.
El osario parecía prolongarse hasta donde la vista se agota, vislumbrándose
al fondo una montaña con forma de trono. A ambos lados de la carretera millones
de criaturas carmesí aúllan enzarzadas en lo que parece una batalla sin fin.
La hechicera hizo un gesto con su mano y la escena
se desvanecía a la vez que ambas druchii aparecían rodeadas en mitad de una
batalla. Elfo mataba a elfo, las insignias nagarothi y asur se difuminaban
entre salpicaduras de sangre. Los soldados tiran sus escudos al suelo y cargan
con una mirada psicótica los unos a los otros, ignorando con naturalidad a las
elfas que contemplaban la matanza. Por encima de todos, un elfo de dorada
armadura bruñida destaca, coraza y yelmo se tiñen con las vísceras y efluvios
de todo el que osa acercarse, dejando un rastro de muerte entorno a una
siniestra espada.
- ¿Quién es ese
elfo? Acaso estamos ante Aenerion el defensor, ¿estamos presenciando la gran
guerra contra el caos?
Drusilda negó con la cabeza. -Ese es
Tyrion, el león de Cothique, blandiendo la hacedora de viudas al igual que su
antepasado, la sed de sangre consume todo a su alrededor, pronto no quedará
ningún hijo o hija de Arsuyan que haga frente a los ejércitos de los dioses
oscuros.
-¡Ya he visto
suficiente! Sentenció la
gladiatrix.
Drusilda levantó su báculo y con un destello ambas
se sitúan a trescientos metros de altura, rodeadas de un bosque de cristal entremezclado
con el reflejo de millones de ojos que observan en direcciones imposibles. Ambas
elfas caminan lentamente sobre el vacío, como si estuvieran en tierra firme, hasta
detenerse cerca de un pináculo de mercurio. Drusilda señala para que la princesa
mire fijamente en su interior.
La imagen se vuelve nítida a través del mágico
elemento. Malis contempla a una elfa rodeada por un vórtice multicolor de magia,
la dama escribe sin descanso en un libro de oro. Hilos de plata aprietan garganta,
pies y manos de la divina, prologándose hacia arriba y hacia abajo,
dividiéndose en cientos de direcciones de forma simultánea. Una sombra alada de
dos cabezas mueve los hilos y la elfa gime de dolor.
-Lileath vive
encadenada a su pasado, presente y futuro…su misión es manipular el destino de
nuestra raza, el dios del cambio mueve los hilos. Esta verdad, es la que nos ha
llevado a la situación de división y debilidad actual. Explica la hechicera de Ghrond mientras posa la
palma de su mano en la frente de la princesa -Acompáñame, la siguiente visión
te va a resultar más interesante aún…
Raeth-Ma, la mantícora, sobrevuela el campo de
batalla cabalgada por Malis, a ras de suelo varias legiones élficas están atrincheradas
en una antigua fortaleza colonial, abatiendo hordas de bárbaros humanos que
tratan de alcanzar los muros. La batalla es de proporciones épicas, miles de
saetas abaten a la vanguardia bárbara, mientras en sincronía y precisión
militar, el cielo se tiñe de oscuridad andanada tras andanada de flechas asur
eliminando a las tropas de recambio.
Raeth-Ma comienza a frenar su vuelo con toses
compulsivas, un extraño hedor comienza a emanar de la leal bestia que busca un
prado despejado para tomar tierra sin hacer caso a las órdenes desesperadas de
su amazona. A medida que se acercan a tierra, Malis distingue un musgo sobrenatural
que se extiende desde los cadáveres de los caídos. Una nube de esporas comienza
a agarrarse a la garganta y al pecho de la elfa. La mantícora parece no
aguantar el vuelo los últimos metros y cae a plomo impactando en el suelo.
Lady Malis sale despedida y termina tendida bocarriba sobre el musgo. El soleado día cubierto con pequeños nimbos contrasta con la escena de dolor y sufrimiento que hay en tierra. Un dolor punzante en el pecho comienza a corroerla desde dentro. La princesa intenta quitarse el peto de la armadura sin éxito. Súbitamente un único cuerno atraviesa torso y metal, abriéndose paso desde el interior de Malis surge una pequeña cabeza con un solo ojo que mira fijamente a la cara de la princesa mientras sonríe con sus dientes afilados.
Ilustración de Carrot_miniatures |
-Ñam, Ñam, hay que regar el jardín. Canturrea la bobalicona criatura, como un
simpático parroquiano que lleva dos jarras de vino de más.
Malis está a punto de ahogarse en su propia sangre
cuando la criatura se abalanza sobre su cara y haciéndose el silencio y la
oscuridad.
Calma y tranquilidad rodean a Lady Malis. Como si se
encontrara en un relajante baño, la princesa se encuentra a gusto y feliz. Las
conspiraciones, los planes y los complots, la ira, la vergüenza, la humillación
e incluso la sed de venganza no tienen cabida en su corazón ni en su mente. La princesa
nunca había recordado sentirse en tal estado de paz interior, quizás en el
vientre de su madre, pero ¿quién podría acordarse de lo que siente un ser en
ese punto de la creación? Ni siquiera el sentirse incorpórea ante la nada la
ponía nerviosa.
Horror, desesperación, frustración y dolor a
niveles superiores a las que ningún elfo o elfa hubieran sentido jamás. Un
sentimiento indescriptible hacía agonizar a la joven princesa hasta límites más
allá de la imaginación. Ni siquiera podía sentir impotencia, pues su esencia,
su alma, estaba siendo devorada por la sedienta y su digestión transcendía el
tiempo como lo conocen los mortales.
Drusilda retiró la mano de la frente de Malis que
volvía a la realidad en los exuberantes salones de Ghrond.
-Ahora conoces
la verdad, ahora compartes la desdicha de la reina Morathi y comprenderás los
sacrificios que se te pedirán para no compartir el destino que acabas de
presenciar.
-No fue el
belicismo de Aenarion, ni la hechicería de Caledor quienes salvaron a nuestra
raza de una eterna e inconmensurable agonía. Sus descendientes están condenados
a repetir los errores del pasado condenándonos a un funesto destino que sólo la
Hechicera Bruja puede evitar. La
hechicera pausa su discurso…
…Y prosigue retóricamente -Acaso piensan
los herederos de Aenarion vencer por la espada a un ejército inmortal. Al igual
que la espada no puede cortar el viento, tampoco puede cortar la esencia de la
que está moldeada la grey infernal.
-La magia y la
brujería son poderosas sí, pero ¿qué pueden hacer un puñado de mentes poderosas
en confrontación directa con las legiones demoniacas? Ganar tiempo sólo sirve para
prepararnos mejor para lo que está por venir. El Reino del Caos se materializa
en nuestro mundo, las razas inferiores no están a la altura de lo que está por
venir. Concluye la sierva de
Ghrond.
La maestra hechicera cambia a un tono reverencial
-Morathi, en su sabiduría, supo ver la única debilidad de nuestro enemigo.
Nuestro enemigo, al igual que nosotras, no está unido y debemos aprovechar esa
debilidad mediante el pacto y el engaño. Garantizar el futuro de nuestra
estirpe para resurgir de las cenizas, anteponer nuestra supervivencia a las
razas inferiores y los elementos más débiles. Tu misión ahora es ayudarnos a
sobrevivir al fin de los tiempos, y para ello te acompañarán las hermanas
Malatesth.
El corazón de Malis aún latía a un ritmo acelerado,
parecido a cuando combatía en los pozos de pelea de Karond-Kar. Si bien no supo
distinguir si era producto de la brujería que acababa de presenciar o del
mandato de la emisaria de la reina madre, Morathi, señora indiscutible de
Ghrond, un ser elevado a la categoría de leyenda entre los suyos, pues había
sobrevivido a todos y cada uno de los innumerables enemigos que se pusieron en
su camino desde los tiempos de Aenarion.
La señora de Punta Gélida sabía que era
indiferente si lo que había presenciado era un montaje producto de la brujería
o la más exacta de las profecías. El hecho era que Morathi se había fijado en
ella y ya no había elección. Malis sabía que las hechiceras de Ghrond eran un
poderoso aliado, mas su papel era tutelar su hueste, asegurándose de que se
cumplen los designios de Ghrond.
El corazón de la cazadora ardía receloso ante la
pérdida de su ansiada libertad, si bien debía adaptarse a las circunstancias. Aceptaría
a las trillizas, las expondría en combate y acumularía riquezas y poder. Pondría
a prueba si los dones de las hermanas estaban a la altura de su reputación,
después de todo, Ghrond no hace regalos.
Comandantes
- Príncipe oscuro en mantícora con armadura pesada, capa de dragón marino, escudo, Corona de Hierro Negro y Guantelete del Poder
Héroes
- Hechicera de nivel 2 con Pergamino de Dispersión
- Hechicera de nivel 2 con Vara de Kharaidon
- Hechicera de nivel 1 con Pergamino de Dispersión
Básicas
- 12 ballesteros elfos oscuros con escudo y músico
- 12 ballesteros elfos oscuros con escudo y músico
- 20 guerreros elfos oscuros con escudo y grupo de mando
- 5 jinetes oscuros con lanza, ballesta de repetición y músico
Especiales
- 5 arpías
- Carro de gélidos con lanzas y ballestas de repetición
- Carro fustigador con cuchillas y arco gigante
Singulares
- Hidra de guerra real
Inquietante y esclarecedor relato, sí señor. No hay nada que le dé más personalidad y gracia a un ejército que un trasfondo bien hecho. Así pues la general del ejército ha sido elegida por Morathi para una misión satánica y va escoltada/vigilada por tres hechiceras al servicio de Morathi.
ResponderEliminarMe ha gustado. El ejército es bonito a más no poder y tampoco había visto una lista de ejército así. ¡Enhorabuena a Agus!