¡Buenos días! La semana pasada acabamos con los relatos de trasfondo del VI Torneo Leyendas en Miniatura, pero tenía aquí un as en la manga para prolongar este viaje por el trasfondo del Viejo Mundo, y es que había dejado en cola el trasfondo en torno al que construí la lista de Condes Vampiro que llevé en Abril al III Torneo Clan Kharnuz. Y la verdad que me resultó muy entretenido escribirlo.
La pálida luz de la luna Mannslieb se
colaba entre los jirones de nubes que con absoluta parsimonia recorrían el
cielo, iluminando aquí y allá las lápidas, criptas y pelados árboles del
extenso cementerio de Leicheberg. El interior del camposanto tenía el aspecto
tétrico de tantos campos de Morr a lo largo del Imperio. Polvoriento,
decrépito, descuidado…salvo porque la valla y muros que lo rodeaban estaban
inmaculados, como si algo más que las torpes manos de unos pueblerinos se
ocuparan de su cuidado. Si se examinaba cuidadosamente, todos y cada uno de los
ladrillos y todas y cada una de las estacas metálicas tenían una pequeña runa
de aspecto arcano, pero la protección exigida por el Conde Petr von Stolpe
había resultado insuficiente. La puerta principal se encontraba en el suelo a
varios metros de su emplazamiento correcto, como si hubiera volado por los
aires.
Dos figuras que por su aspecto
recordaban a la mismísima parca se encontraban de pie frente a la entrada. Aunque
en una noche como esta sería imposible diferenciar los tonos, uno vestía una
túnica de un tuno púrpura oscuro, mientras que el más encorvado de los dos
vestía de negro azabache. Ambos tenían en contraste la cabeza afeitada y una
piel pálida, y llevaban un gran reloj de arena colgado, pareciendo el del mayor
hecho de huesos. Aunque quizás lo más llamativo es que el anciano se apoyaba en
una guadaña de filo impoluto. Examinando la puerta se encontraba una tercera
figura de aspecto similar, tan austero y calvo como los otros dos, salvo porque
de su cuello un medallón con un rosa de color rojo sangre.
Tras extender la mano hacia la puerta
derribada y cerrar los ojos unos instantes, asintió con la cabeza.
-Tiene que estar aquí magíster. Los
barrotes están completamente oxidados donde el hechizo tiró de la puerta. –
transmitió mentalmente a sus dos acompañantes sin perturbar el silencio de la
noche.
-¿Qué haremos maestro?¿Esperamos al
resto de miembros de la Orden Amatista para terminar la cacería? – comunicó telepáticamente
el segundo de los hechiceros.
-No podemos permitirnos que vuelva a
escapar, esto está demasiado tranquilo. En los últimos minutos no se ha oído ni
el ulular de un búho ni el graznido de un cuervo, pero tampoco se oye tierra
removerse ni el cansino andar de los reanimados. Si el ritual ha comenzado pero
no está completo, este momento es nuestra mejor oportunidad. Separaos y
tratemos de rodearle – zanjó el magíster señalando con la guadaña hacia la
puerta de entrada.
…
Si ya el aspecto de los tres
hechiceros amatistas resultaba inquietante, su andar por el cementerio podía
helar los huesos a cualquiera, ya que se desplazaban con una calma y serenidad
tal que parecía que flotaran sobre el suelo. Sirviéndose de la costumbre entre
los magos de la Orden de comunicarse telepáticamente empezaron a cubrir una
gran área pendientes de cualquier signo de agresión, de profanación o de
perturbación en el viento de Shyish. No tardaron en percatarse de que el viento
se estaba concentrando en el centro del cementerio, y como si de tres espectros
se tratara el magíster y los dos magos de batalla cerraron el cerco.
En el centro del cementerio una
figura estaba sentada musitando algo en voz muy baja. Se parecía bastante a los
tres cazadores en sus ropajes, en su caso negros y remendados y con un broche
en forma de guadaña. Era igual de pálido, aunque en su caso algunos cabellos
grises coronaban su cabeza. A su lado descansaba un báculo nudoso y retorcido.
Parecería un viejo inofensivo, si no fuera porque a su alrededor jirones de un
verde pálido flotaban y se iban acelerando, y que frente a él había un caballo
negro desangrándose y probablemente a punto de alcanzar el fin de sus días.
-Hace ya casi cuatro décadas que no
teníamos que enfrentarnos a un renegado. Vosotros dos sois muy jóvenes para
haber vivido el episodio, pero no hace falta repetiros lo peligroso que resulta
aquel que se deja arrastrar por la magia oscura a la nigromancia. En cuanto
comencemos nuestro ataque probablemente medio cementerio se vea reanimado, así
que concentraos en mantener a raya a los muertos vivientes, y muy especialmente
a los espectros. Yo daré el primer paso y me centraré en poner término a la
traición del que fue la mayor esperanza de Hexensohn. – transmitió el magíster
a sus dos compañeros mientras se concentraba y trataba de sintonizar con el
Shyish.
-¡Juguetes nuevos! – exclamó el
nigromante abriendo los ojos y sin dejar ver la más mínima preocupación – Os
estaba esperando mis queridos hermanos, me alegro de que hayáis salido del Colegio
y ahora me ocuparé de que lo hagáis también de la Orden.
Sin que hiciera falta verbalizar
ningún conjuro las tumbas comenzaron a removerse, se escuchó el batir de las
alas de los murciélagos, un agudo lamento quebró la calma a lo lejos y el
cadáver del caballo empezó a deformarse mientras se ponía en pie.
-Nadie deja la Orden, renegado.
La proyección mental fue como un
grito en la cabeza del nigromante, y la acompañó una enorme y violeta mano
desde el magíster hacia su presa.
Al momento el nigromante estalló en
una carcajada mientras la mano era detenida automáticamente por un escudo de
huesos que salió disparado desde el suelo.
-Lo que vosotros digáis. Tengo un
trabajo para vosotros.
- Maestro hechicero amatista (maestro nigromante) de nivel 4 en pesadilla alada, con Brazales de Oro Negro, Familiar Hechicero y Garra de la Muerte
- Espectro
- Magíster amatista (nigromante) de nivel 2 con Pergamino de Dispersión
- Magíster amatista (nigromante) de nivel 2 con Báculo Llameante de la Muerte
- 19 guerreros esqueleto con armadura ligera y grupo de mando
- 5 lobos espectrales con campeón
- 5 lobos espectrales con campeón
- 5 caballeros negros con barda y escudo
- 5 espectros condenadores
- 3 huestes espectrales
- 3 murciélagos vampiro
- Doncella espectral
- Sagrario mortis
Pues me ha encantado, la verdad! Muy original
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