lunes, 11 de diciembre de 2023

[TRASFONDO] Las cenizas de Sussabtib (ganador trasfondo V Torneo Leyendas en Miniatura)

 ¡Buenos días legendarios! Nos va a llevar la tira cubrir todo lo que ha surgido del V Torneo Leyendas en Miniatura, pero por algún sitio hay que empezar, y desde luego lo suyo es que podáis disfrutar del primero de los relatos de trasfondo ya de ya. En este caso, empezaremos de hecho por el relato ganador del mejor trasfondo, para que lo cojáis con todas las ganas, obra del Barón de Pretto.



—Mi señor —susurró el sumo sacerdote Djedneferra, primogénito del rey Khutef de Sussabtib, su encorvadísima figura encaramada sobre el sarcófago. Dentro reposaban los restos a medio corromper de todo un príncipe de Nehekhara—. Zetsonq, de la tercera dinastía, Segundogénito del alacrán, Frustrador de cargas. Alzaos, os invoca vuestro siervo… y hermano. 

El príncipe Zetsonq gruñó, desperezándose de su sueño casi eterno. Sin embargo, volvió a sucumbir. Djedneferra insistió: 

—¡Hora de levantarse! Hay batallas que librar, tierras que conquistar, pueblos que someter, riquezas que expoliar. Si no revertimos ya la decadencia de Sussabtib, los vientos del desierto terminarán de erosionar los últimos templos que aguantan en pie, y pasaremos a la historia. Settra nos ha dado el último aviso. Y el Imperecedero no perdona. 

Las vértebras del príncipe funerario se irguieron unos centímetros, su primer movimiento en dos siglos, al escuchar el nombre del rey de reyes: 

—¿Ha vuelto papá? 

—No. Nuestro padre, el gran Khutef, Rey escorpión y Auriga del carro de Ptra, continúa en campaña.

 —Entonces no perturbéis mi descanso, Neferrata —replicó Zetsonq con mezcla de sopor y aborrecimiento, y sus vértebras retomaron su posición inicial. 

Ignorando el apodo ultrajante que su hermano menor osaba otorgarle a él, sumo sacerdote del Templo Subterráneo de Sokth, dios escorpión de Nehekhara, Djedneferra redobló esfuerzos: 

—¿Se os pegan las mortajas? ¡Arriba! ¡Hemos de contribuir nosotros también en la restauración de Sussabtib! ¿Hermano? 

Solo un adjetivo podía describir silencio que siguió: sepulcral. El príncipe, último de cuantos habían habitado en vida o muerte la ciudad de Sussabtib, despreciaba el ritual que su hermano llevaba dos soles ejecutando para él y volvía a su reposo. Enfurecióse Djedneferra: 

—No pronunciaré los dieciséis mil versos del Cántico del Despertar otra vez. ¡Por el poder de Usirian, os invoco, Zetsonq, Segundogénito del alacrán, Frustrador de cargas! ¡Zoquete de las arenas, Holgazán de sarcófago, Cerebro reseco! 

Zetsonq no oía. Su alma se alejaba. Reacio a reiniciar el ritual, Djedneferra repitió sus últimos versículos y recurrió a ciertas cadencias arcanas que pocos o quizá ningún otro sacerdote de Nehekhara conocía. El cuerpo del príncipe se estremeció. Su columna vertebral se izó con violencia. Tras el crujir simultáneo de centenares de huesos, las facciones de su rostro recobraron vida. Al instante, la ira contrajo los podridos músculos que resistían sobre su calavera: 

—¡Cómo os atrevéis! ¡Cuando vuelva papá, mandará arrojar vuestro cuerpo al pozo de escorpiones! 

—Los poderes del mundo no duermen en espera de nuestro padre. Hemos de movernos con celeridad o será tarde. 

—¿Movernos? ¡Me duelen todos los huesos! Mis fémures apenas obedecen mi voluntad. ¡¿Y quién ha introducido mi dedo en mi cavidad nasal hasta el metacarpiano?! 

—Lo ignoro, Alteza —mintió Djedneferra, reprimiendo una sonrisa—. Pero carecerá de importancia cuando escuchéis lo que he de referiros: los ejércitos del Viejo y Nuevo Mundos, y aun los del Reino del Caos, marchan a la guerra. 

—¿Otra Tormenta? —preguntó Zetsonq, con inquietud, mientras trataba de retirar sus falanges atascadas en el hueco que antaño ocupara su nariz. 

—No: la Quinta Cruzada de Leyendas. Los más grandes generales se han dado cita para batirse por la gloria. Nuestra infantería está pertrechada; cada arquero tiene repleto su carcaj; nuestro divino bienhechor, Sokth, nos asiste con una legión de escorpiones y escarabajos; y los buitres sobrevuelan nuestras huestes ante la promesa de carroña. La guardia del sepulcro que ha de escoltarnos también espera vuestras órdenes. 

―Excelente. Haced llamar al portador del icono de Sussabtib. 

—¿Al viejo Djoser? Es un patán, ¡no sabe luchar y sostener el icono al mismo tiempo! ¿Quién lo querría en la batalla? 

—Yo. El príncipe ha hablado. 

—Como ordenéis… Mirad, viene el sumo celador con la legendaria armadura escorpión del rey Khutef.

 —¿No se la llevó cuando marchó con sus legiones? 

Djedneferra se agitó. Si sus glándulas sudoríparas no llevaran varios milenios yertas, transpirarían enloquecidas ante su despiste: 

—Nuestro padre no necesita armaduras —improvisó—. Su piel puede partir en pedazos una espada. 

—Podría habernos dejado también sus carros. 

—No harán falta: contacté con necrotectos de Quatar. Han enviado los más colosales constructos animados para nuestra empresa. 

—¿De Quatar? ¡Maldita sea, habréis arrasado la cámara del tesoro! 

—La Quinta Cruzada de Leyendas es la ocasión perfecta para recuperar la inversión. El tesoro de Sussabtib volverá a ser el de nuestra época dorada. 

—¿Qué han mandado los sacacuartos de Quatar? 

—Dos monstruos titánicos. Pero no quiero aguaros la sorpresa. Y ushabtis… 

—¿¡Ushabtis!? ¿Bromeáis? 

—No, Alteza, es lo que hay. Son lentos, y si no sucumben bajo el fuego enemigo lo harán ante su primera carga, pero fue una de las exigencias de los necrotectos para vendernos las dos joyas de su colección. Al parecer, la reina Khalida de Lybaras pujaba por ellas, y se las hemos arrebatado gracias a mi ingenio. 

—Y al tesoro de papá. 

—Sí, Sokth lo colme de bendiciones. 

—Tras una pausa, Djedneferra apremió a su hermano y señor a ponerse en marcha—. ¡La gloria aguarda! 

—Con mi pericia y mis dotes de mando, dadlo por sentado —sentenció Zetsonq, ya ataviado con la armadura de su padre, y partió al encuentro de las legiones. 

Djedneferra quedó solo en la ruinosa cámara mortuoria. Rebuscando entre los pliegos de su manto, extrajo unos canopes. No contenían vísceras, sino cenizas: 

—¿Podéis verme desde el Más Allá, padre? Caísteis en mi trampa, y ahora hago y deshago a mi antojo en Sussabtib. Los aceites ceremoniales con los que os embadurné la primera vez que perecisteis ardieron de maravilla en vuestra segunda y definitiva muerte. Sois polvo y arena, y el botarate de Zetsonq, mi marioneta. ¡Sigue tragándose lo de que lleváis doscientos años en campaña! ¿Cómo permitirían los dioses que la corona la heredase el segundo en vez del primero en nacer? Casi entiendo al maldito Nagash de Khemri… —Djedneferra negó con la cabeza mientras escondía de nuevo los canopes—. Es irrelevante, aun desde las sombras, he conseguido el poder. Primero será la Quinta Cruzada de Leyendas, y después, el mundo.


Nota del Barón de Pretto: Os invito a conocer mi página de autor en Amazon por si os apetece cotillear los libros que tengo allí publicados. Son todos de género fantástico. Hay relatos breves, una trilogía y libros independientes, en papel y en digital, en castellano y en inglés. Como en el relato de las cenizas de Sussabtib, en todos ellos hay una nota —o dos— de humor, pero también hay mucho drama, tragedia y aventura. Espero que os complazca.


Aunque pasará bastante tiempo hasta que lleguemos con la publicación de listas a la posición del Barón de Pretto en el torneo, podéis echarle ya un ojo gracias a que envió su relato de trasfondo.








Comandantes

  • Sumo sacerdote funerario con Manto de las Dunas, Pergamino de Dispersión y Tablilla de los Poderosos Cánticos de Neferra
Héroes
  • Portador del icono funerario en corcel esquelético, con armadura ligera y Broche del Gran Desierto
  • Príncipe funerario con arma a dos manos, escudo y Armadura del Escorpión
Básicas
  • 2 enjambres funerarios
  • 16 guerreros esqueleto con arma de mano, armadura ligera, escudo, campeón y portestaestandarte
  • 12 guerreros esqueleto con arco y campeón
Especiales
  • 3 buitres de Nehekhara
  • 16 guardias del sepulcro con arma de mano, armadura ligera, escudo, grupo de mando completo y Estandarte de la Legión No Muerta
  • 4 ushabtis con gran arma ritual
Singulares

  • Gigante de hueso con arma de mano adicional
  • Necroesfinge

6 comentarios:

  1. ¡que bueno el trasfondo! Me ha encantado la parte de los ushabtis XDD.
    Enhorabuena por el premio

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    1. Gracias, Javi. Me hizo menos gracia cuando los hicieron añicos en el torneo, pero bueno, era la crónica de una muerte anunciada, como el libro. ¡Un saludo!
      Barón de Pretto

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  2. Si que es verdad que no me imaginaba meter tanto humor en un relato de Reyes. Y el caso es que ¡queda espectacular! Me he reído mucho y +1 con los Ushabtis. Merecidísimo ese premio compañero.

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    1. Gracias, amigo Duffman. El humor siempre encuentra cabida. Sí, es más fácil con Orcos y goblins que con Demonios de Khorne, pero seguro que algo se puede hacer. ¡Un abrazo hacia las mañas tierras!
      Barón de Pretto

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  3. Me ha hecho mucha gracia el despertar del príncipe. El humor es totalmente inesperado en un relato de Reyes pero a la vez la frustración del sacerdote es totalmente entendible y la sucesión de títulos como holgazán del sarcófago entra muy bien xD. Enhorabuena Barón!

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    1. Todo un honor viniendo de un Rey funerario como tú, Cneus. ¡Gracias!

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