¡Buenos días! En los últimos tiempos Veseso nos ha ilustrado en el Taller del Gobbo sobre los entresijos de un manitas de las miniaturas, pero ahora que tiene unas minis pintadas que mostar, nos deja esta entrada de escalada de los lectores para envidiar de kaudillos y grandes jefes.
Saludos de nuevo, compis escalistas y visitantes ocasionales
del Blog.
Hace ya un montón que no os traía capítulo de escalada y hoy
es ese día, y nada menos que con una de las unidades más queridas por los
contrincantes de los pielesverdes: Los lanzapinchoz.
Como bien es sabido, estas simpáticas maquinitas, al igual
que el calzado, o los disgustos que nos da la vida, siempre van de dos en dos,
y dado que de crío sólo tuve uno (qué queréis, ya por entonces detestaba las
máquinas de guerra, repetir minis, y lo que quería de verdad era partir
cabezas), me tocó comprar el segundo. Claro, como ya he dicho anteriormente,
detesto tener minis repetidas, así que cuando compré el segundo, lo hice
aprovechando que ya iba a comprar otra cosa al mismo vendedor de Wallapop,
dándose la feliz coincidencia que el lanzapinchoz que este tenía no conservaba
la dotación.
-¿Feliz coincidencia, Veseso?-
Sí, porque ello me daba pie a reemplazar a la dotación, lo
que unido a las pequeñas modificaciones que iba a hacerle a la máquina, haría
que ambos conjuntos no fuesen iguales, cosa que me dejaba bastante más
contento.
Como nota informativa para honrar a sus autores, diré que
las minis son obra de Dave Andrews y Shane Hoyle (los créditos de la info van
para el blog de Cargad!).
Bien, como siempre con todas las minis de segunda mano
(contando la mía propia) tocó desmontar (y aquí he de reseñar que me encantaría
saber qué pegamento usó el propietario de la que compré, pues me costó una
barbaridad desmontarla, al punto que la mandíbula que hay al principio del
lanzapinchoz la dejé tal cual porque estoy seguro que si hubiese seguido
tensionándola, habría partido algo, seguro), decapar con alcohol y repasar
todas las líneas de molde, tras lo que vino todo el trabajo de conversión:
Para modificar el lanzapinchoz comprado, únicamente le
retiré las setas que tiene en el trípode (con posterioridad pude ver que en el
studio de Workshop hicieron lo mismo con uno de sus lanzapinchoz, tal como
puede comprobarse en la contraportada del libro de ejército de 6ª) y le retiré
el virote que ya tenía montado.
Para su dotación, no obstante, hice algo más profundo,
aunque barajé varias opciones para la misma, las cuales os desgranaré a
continuación por si a alguien le pudiesen servir de inspiración para cualquier
otro proyecto:
Opción 1º- La lista de ejército básica a 2.000 puntos que
estoy siguiendo como guión para la escalada se articulaba en la idea de la
unión de varias tribus de Goblins; Los comunes y los nocturnos.
Claro, idealmente, las aportaciones de cada parte a la horda
iban a ser bastante parejas entre ellas, aunque ligeramente inclinada hacia el
lado de los Goblins comunes dada la escasa variedad de tropa que tienen los
nocturnos en 6ª, y como parte del plan para disimular esta descompensación de
representación, se me ocurrió el poner la dotación del lanzapinchoz conversionado
como si fuese de Goblins Nocturnos en lugar de Comunes (de hecho, el lanzapinchoz
iba a ir a lomos de un Garrapato, guiado este por un goblin con una caña con un
filete pinchado en esta), conversionar el gigante para que estuviese más ligado
estéticamente a los Nocturnos y cosas así… pero era hacerme trampas al
solitario y lo sabía, así que la opción de hacer la dotación de Goblins
nocturnos se fue al garete…
Opción 2- Dado que ya sabía que no iban a ser nocturnos, se
me ocurrió hacer una pequeña, pero en mi opinión, graciosa conversión,
consistente en que mientras uno de los Goblins escrutaba con un catalejo el
horizonte (con el otro ojo guiñado), uno de los 2 Goblins restantes tendría en
la mano una marioneta de un lancero alto elfo, (habría hecho una
miniaturización de los lanceros de plástico monopose de 5ª) la cual estaría
preparando fuera del campo visual del Goblin que está mirando por el catalejo
con la intención de darle un susto de muerte al compañero plantándole el elfo-marioneta
de golpe frente al catalejo, todo mientras el Goblin que falta se partía la
caja… Pero claro, entonces caí en que las dotaciones de Goblins no tienen la
regla “Miedo a los orejotas”… a la mierda esta opción también.
Con lo que llegamos a la opción ganadora que podéis ver, la
cual tiene las siguientes conversiones:
Empezando por lo que tienen todos, dado que las dotaciones
Goblin no tienen armadura (como buenos ingenieros que están a cosas más
importantes que darse de porrazos, claro), a los tres les quité todas las
piezas de armadura al torso y a uno incluso le quité el casco de la cabeza con
ayuda de los limatones, el buril chaple, el raspador y la lija.
Además, siguiendo con mis manías, intenté que sus caras
fuesen distintas a las que serán las de los Goblins regimentales (no en vano,
esta gente no va a ir en formación y se les ve más), y por ello, les cambié las
facciones del rostro y la expresión (cirugía plástica, literalmente) como
podréis comprobar en esta serie de imágenes del antes y el después, de nuevo
con la ayuda del buril chaple, el raspador, la lija y algo de masilla… ¡áh,
sí!, y decidí hacerles un “cogote” con masilla para que quedasen algo más
naturales y no se notase la zona de ensamblaje entre la cabeza y el cuello.
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Nota de Cordo: Me cuesta pensar que son la misma cabeza... |
Los nuevos Beatles en Abbey Road, no me digáis que no.
Ya yendo uno a uno y empezando por el “jefe”, a este le puse
cara de mala leche, le modelé un catalejo, y le conversioné el brazo derecho,
todo para que aparentase acabar de localizar al objetivo y estuviese dándole
indicaciones al resto de la dotación; “Kiero ke le endiñéiz a eze, el ke tiene
máz plumaz en el kazko”.
El siguiente es el “amunicionador”. Este Goblin tiene la pose más dinámica, y traté que pareciese que está a punto de colocar un virote en el lanzapinchos, alzándolo mientras se encamina a él y parece que está diciendo algo “ya va jefe, ya va”… el virote está hecho como los del resto de virotes que lleva el último Goblin, pero la punta la hice aprovechando una de las moharras de lanza de los nocturnos, solo que redimensionándola un poco, y el brazo izquierdo está modelado entero en masilla.
El último es el más complicadete. Lo primero es que la cesta
de munición está hecha con chapa de latón soldada y grabada a buril para
hacerle las marcas del veteado de la madera de cara a facilitarme el pintado, y
los virotes también están hechos de latón, con varilla en este caso, usando la
moladora primero, y las aristas del limatón de triangulillo después para
simular el trabajo manual de la artesanía Goblin (no veo muy apropiados para
ellos los astiles perfectamente cilíndricos). Una vez le pegué la cesta de
munición, escogí los brazos que mejor me iban para su pose final, pegué un
alambre a la cesta de munición, le modelé las manos, la cuerda, las cinchas
metálicas que trasladan el peso de la cesta a los hombros del Goblin, le puse
expresión de “vaca mirando al tren” y le puse un lastre oculto en la peana
(parece que no, pero esa cesta de munición pesa más que el Goblin). Por si
alguien se pregunta por el extraño diseño de la cesta de munición, aclararé que
pensé que al ser tan largos los virotes, el pobre gobbo podría tener problemas
si tenía que ir cargado con eso monte arriba y monte abajo por el tema de la
estabilidad, por lo que se sirve de esa cuerda para poder variar la inclinación
de la cesta según anda… pobre, con el ingrato cometido que tiene, qué menos.
Como nota curiosa que quisiera añadir, si os fijáis, las
“plumas” de mis virotes son metálicas, y esto no es por casualidad; yo antes
tiraba con arco (y de hecho, estoy a ver si recupero la costumbre), y el tema
es que en las flechas de los arcos tradicionales, los estabilizadores (esto es,
las plumas) han de ser plumas y no otro material rígido porque si fuesen
rígidos, al chocar contra el cuerpo del arco cuando se disparan, se dañaría la
flecha, el arco, y la flecha iniciaría la salida con una sacudida, en cambio,
al ser plumas, estas se adaptan al cuerpo del arco cuando impactan con él y
recuperan su forma una vez han salido, siendo por tanto unos estabilizadores
magníficos; no obstante, este tipo de problema físico no se da en ballestas y
lanzavirotes, porque el estabilizador no va a chocar con nada antes de
abandonar el artilugio, y por ello, en estas armas, los estabilizadores eran, o
de madera, o de metal, pero no plumas.
Y ya lo demás fue el típico trabajo de pintura en el estilo
que estoy intentando darles a mis Goblins. Dado que alguna vez me habéis
preguntado sobre cómo les pinto la piel, aquí os dejo un “time lapse”. No puedo
deciros qué pinturas usé porque son mezclas que hice en su día y guardé en
botes cuando empecé con los Goblins y no me acuerdo de qué pinturas usé en
concreto… pero este es el proceso, vaya, yo no uso tintas ni nada de eso, sólo
la pintura más o menos diluida, tratando de interpretar dónde van las luces y
las sombras tal como yo creo que deberían de estar.
De cosas que resaltar, más o menos lo de siempre, que he
tratado de poner muchos tonos distintos a las diversas piezas de madera que
conforman los lanzapinchoz para tratar de darles ese aire chapucero tan típico
de los Goblins, y que me encanta oxidar los metales… no entiendo esa manía de
las razas “civilizadas” de pulirlo todo, con lo bonito que es el óxido…
Y hablando de manchas y fenómenos paranormales, si hubiera
un químico o un físico que lea esto, agradecería mucho que me explicase la
faena que está padeciendo el pobre lanzagoblins, me explico; cuando en su
momento me dispuse a determinar dónde y cómo debía ir pegado en su peana, le
tracé una línea longitudinal sobre la peana para poder colocarlo lo más
centradito posible sobre la misma, y dicha línea la tracé con un permanente
rojo… claro, por lo que se ve, el plástico de la peana ha sido incapaz de
absorber la tinta del permanente, y la marmolina que he usado para representar
la tierra, al igual que la pintura que la cubre, sí que ha podido, con lo que
digamos que la línea ha “reflotado” hasta poder ser visible de nuevo...
Hasta aquí digamos que más o menos puedo entenderlo, (y me
fastidia que esa línea se vea, no sabéis cuánto), el tema es que no entiendo el
que esa línea no se haya ido difuminando a medida que iba atravesando capas,
quiero decir, la puñetera está perfecta, no se ha dispersado lo más mínimo….
¡si es que incluso mantiene el grosor de línea original del marcador sobre el
relieve!; ¿no debería de haberse dispersado en los 180º de superficie libre que
tiene sobre la peana de forma desigual?... no sé, supongo que lo hizo un mago…
esperaré un tiempo a que “se manifieste” y estabilice por completo, e intentaré
eliminarla con alcohol y éa, a pintarla de nuevo… bien mirado, puede que esto
sirva para hacer algún experimento en el futuro tratando de hacer marcas mágicas
sobre las peanas a través de la marmolina… en fin.
Con estos lanzapinchoz me congratulo de poder gritarle al
mundo que ¡YA NO TENGO QUE PINTAR MÁS MÁQUINAS DE GUERRA!;
¡¡¡YÚUUUUUUUUHÚUUUUUH!!!, a partir de ahora, sólo restan para los Goblins cosas
chulas, ¡YÉHE!
Ya llegando al final del artículo, quería haceros una
propuesta para interactuar algo más entre nosotros: lo siguiente que tengo que
pintar está entre 2 opciones; o el gigante de plástico “con chorprecha” o el
rebaño de Garrapatos combinando minis de las nuevas de plástico y de las
antiguas de metal. Por ello, ahora, mientras que Cordo publica el artículo, y
hasta una semana después de haberlo publicado, me dedicaré a repasar rebabas de
los modelos y a prepararlos, pero pasada esa semana tras la publicación, y
atendiendo a lo que hayáis ido votando entre todos (y ojo que yo no voto, lo hace
otra persona de mi confianza por mí, la cual ya me ha dicho que prefiere los
garrapatos… ¡Pero no os dejéis influenciar, el voto es personal!), pondré un
último comentario al final del artículo con el recuento y resultado final,
ateniéndome a lo que salga, así que, ála, la votación será a través de la caja
de comentarios, un voto por persona, a elegir entre el gigante o los
garrapatos.
Bueno, seguro que se me está olvidando algo, pero qué
queréis, así somos los Goblins, ¡Nos vemos!
Veseso, “El Gobo errante”, en Cuenca, a 06/05/2.025
Buah, increible. Ha quedado chulisima la dotación, y trabajar con latón nada menos, que lo hace mucho mas complicado porque las herramientas que solemos usar no sirven para ese material. Enhorabuena por el currazo y la imaginación al pensar en ideas originales para solucionar la falta de dotación. A veces uno opta por la opción rapida y sencilla por tal de avanzar y tenerlo acabado cuanto antes, pero tomarse su tiempo para pensar y modelar de cero tantas partes... chapó! Por cierto interesante el dato de las plumas de las flechas, jamas lo hubiera imaginado. Y mi voto va a ir, como no a los garrapatos, me muero de ganas de ver como los vas a pintar y que cambios vas a añadir.
ResponderEliminarAcojonante trabajo, enhorabuena!
ResponderEliminarMi voto va para el Gigante que con sus infinidades de opciones de conversión te lo tienes que pasar como un niño en Disneyland
Increíble el cuidado que le has puesto a estas minis, increíble de verdad. Más allá del pintado, que es espectacular como siempre, el hecho de reesculpir las caras de una dotación de lanzapinchoz, fabricar piezas en latón, un brazo desde 0... ¡Y todo por unos humildes goblins del lanzapinchoz! Desde luego, pese a llevar goblins tienes Liderazgo 10.
ResponderEliminarMi voto va para el gigante, con las opciones de personalización que tiene y tus antecedentes en esto y en el tratamiento de las pieles, estoy seguro de que nos va a dejar con la mandíbula colgando.
Locurón. Menudo curro te has pegado con esa dotación. Toda una preciosidad (las caras son espectaculares y el uso de metales para el resto de conversiones es pura dedicación y artesanía). Muchas gracias por compartir todo el proceso (incluyendo el de pintura). Qué suerte tienes de haber terminado las máquinas de guerra de tu ejército (por ahora, jejeje). Yo me tendré que seguir peleando con las mías...
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