lunes, 20 de julio de 2020

El Renacer del Bosque de Loren (VII)

Buenos días, espero, si es que cuando leáis esto hace un poco menos de calor que cuando lo edito. O al menos que os pille camino de la piscina. Antes de irse de vacaciones Peto nos ha dejado escrito otro de sus artículos de probaturas silvanas, y ya va entendiendo de que va la cosa...de cebarse con el rival. Esta vez unos pobres imperiales que seguro que no habían hecho nada e iban a defender algo ante una invasión caótica o similar...


Nota: Antes de empezar quiero aclarar que esto NO ES UN INFORME DE BATALLA. Recuerdo que lo que quiero hacer es exponer el rendimiento de mis unidades mientras se curtían el lomo, aunque para ello cuente algunas cosas de la misma batalla. Tampoco pondré listas de ejército, sino que pondré una somera descripción de los ejércitos así como explicaré el plan de batalla que tenía cada uno.

- Sentaos niños –dijo Elentári al grupo de jóvenes elfos que le habían sido dados en custodia. – Hoy os hablaré de los reinos de nuestra raza más allá de las lindes del bosque -.

-  Madre – dijo uno de los retoños -, ¿te refieres a los Asur y los Druchii?-

Elentári rió.

-  No, Gador, me refiero a nuestros hermanos silvanos que viven en el bosque de Laurelorn, en las tierras que los humanos se atreven a llamar El Imperio - .


-  Yo ya he oído hablar de ese lugar. Mi abuelo me contó una historia sobre una batalla que ocurrió allí cuando un jefe humano quiso entrar al bosque y destrozar a los nuestros, pero unos pocos Asrai bien pertrechados les echaron -.

-  ¿Estuvo tu abuelo en la batalla de la llanura del Espejo? –

-  No, madre – contestó avergonzado el niño sabiendo que había hablado más de la cuenta.

-  Pues entonces quédate en silencio y agudiza tu oído – empezó la maga -, pues te voy a contar lo que realmente pasó allí. Pues estos ojos lo vieron y este cuerpo lo vivió. -

Buenos días amantes de los bosques,

Le estoy dando duro y quiero que este verano sea el culmen de estas entradas en el blog, aunque ya tengo organizados varios días de largarme podré escribir unas cuantas entradas. Así que hoy la quinta batalla de aprendizaje Silvano. Me enfrenté a Sergio, que después de 10 años fuera de juego quería retomar el hobby, y su ejército imperial a 2000 puntos.

Sergio llevaba 2 unidades de 20 espaderos y otras 2 de 21 alarbarderos. Todas ellas con 2 destacamentos, uno de 5 arcabuceros y otra de 10 hombres libres. Y después 2 grandes cañones, 1 mortero y 1 cañón de salvas. Entre sus personajes contaba con un Conde elector, que metió dentro de una unidad de espaderos, un heraldo imperial (porta de batalla) dentro de otra de espaderos, un sacerdote dentro de una de alabarderos y un mago de batalla en la unidad que queda, la otra de alabarderos.

Mis defensores del Tejo Resquebrajado llevaban un Aeda mágico de nivel 4, un cantor de árboles de nivel 2, un noble de la estirpe de los forestales dentro de una unidad con otros 5 forestales, una unidad de 10 dríades, 10 guardianes del bosque, 5 jinetes del bosque, 7 exploradores, 5 jinetes de Kurnous, 10 bailarines guerreros, 3 arbóreos, 3 jinetes de halcón y un águila. Al ver esto veo que mis dos últimas batallas tienen ejércitos muy parecidos, lo que me recuerda que tengo que probar otras cosas que no sean la m***** de las Hermanas de la Espina.

En el campo de batalla tuvimos 6 elementos de escenografía. A mi izquierda había un muro justo a mitad de camino y un bosque un poco más centrado en mi lado; en el centro teníamos un pantano en mi lado y una colina en el suyo; y finalmente en el lado derecho había un bosque casi en el centro de la mesa y unas casas derruidas en el suyo.




La verdad es que desplegó todo su ejército en una gran línea que ocupaba toda la mesa, de lado a lado. Parecía impenetrable. De derecha a izquierda según lo veía yo eran alabarderos con el mago, la siguiente, los espaderos del heraldo. Después iba un gran cañón y en la colina el mortero y el cañón de salvas. Otra vez debajo de la colina estaba la otra de espaderos con el conde elector, el otro gran cañón y la del sacerdote con los alabarderos.






Mi despliegue de derecha a izquierda fueron los jinetes de kurnous, la maga de nivel 2, las dríades, el águila, la guardia del bosque, los arbóreos, la de los bailarines, la maga de nivel 4, los halcones y en la izquierda del todo los jinetes del bosque. Los exploradores estaban en el bosque de la izquierda y los forestales con el noble forestal en el de la derecha.

Desde mi punto de vista me planteé la batalla para intentar cargarme a sus máquinas de guerra lo antes posible con el águila y los halcones mientras envolvía los flancos con la caballería rápida y avanzaba por el centro. Un clásico, vamos.

Sin embargo Sergio decidió no moverse en absoluto y aguantar la línea por dos motivos: El primero desgastar a mis tropas con los disparos de los cañones y los 4 destacamentos de arcabuceros, y el segundo para aprovecharse de la ventaja de tener a sus tropas cerca del general y del heraldo (portaestandarte).

Decir que mi plan salió bastante bien y, exceptuando algún hechizo que entró y me mató unos cuantos forestales y algún disparo de los arcabuceros, me hizo bastante poco daño antes de llegar a sus líneas. Incluso el temido cañón de salvas disparó contra mis arbóreos y no les hizo nada.


En el flanco izquierdo avancé con mis jinetes del bosque y mis halcones hasta la mitad del campo de batalla, más o menos. Sabiendo que iban a recibir una buena tunda de disparos, pero poco podía hacer excepto rezar a Ariel. Y la maga de ese flanco se dedicó toda la partida a mover el bosque de su flanco hacia delante, mientras los exploradores disparaban. Como no movió sus tropas en toda la partida, sólo decir de este flanco que finalmente me puse en su retaguardia y me cargué el cañón que había en ese lado, no haciendo mucho caso a la unidad del sacerdote ni a la del general, que sí que cargó contra mis exploradores en el último turno y los eliminó.





En el centro podría decirse que mientras disparaba con los guardianes del bosque, que alguna baja hicieron, avancé con los arbóreos y los bailarines hasta que cargaron contra su cañón de salvas y su mortero. Decir que los bailarines sufrieron una carga de unos hombres libres, elegí mal la danza que iba a usar, salieron huyendo y fueron aniquilados en una persecución. Por el resto poco más que decir, pues los arbóreos terminaron echando un cable a los flancos para terminar de afianzar posiciones.

El flanco más interesante fue el derecho, en el cual colé el águila en la retaguardia y los jinetes de kurnous por el flanco. Decir que mis forestales sufrieron de la magia imperial y casi palman. Pero volviendo al trapo decir que el águila se cargó el cañón de ese flanco y los kurnous fueron empalmando carga tras carga por el flanco, incluso causando miedo, y fueron atravesando las unidades y los destacamentos como si fueran un cuchillo afilado cortando mantequilla fuera de la nevera (que hambre me está entrando). También decir que les ayudaron unas dríades, que incluso causaron miedo a una de sus unidades.



Al pobre Sergio sólo le quedó en el campo de batalla las dos unidades de mi flanco izquierdo. La diferencia final fueron más de 1200 puntos por lo que fue una masacre con la que se deleitó el señor de la transformación.


Conclusiones.

Aprendí que un ejército nunca se puede quedar parado a no ser que juegues con esos bichos que no levantan más de un palmo del suelo… como se llaman… enanos, eso, enanos “talabosques”.

Comprobé cuanto puede jugar la psicología a tu favor, cosa que nunca me había pasado jugando con silvanos.

Los movimiento de los bosques fueron demasiado ofensivos y me pasé acercando a los exploradores más de los debido a su general y os alabarderos.

Hablando de unidades...

Mis dos magos funcionaron muy bien y al rebasarle en magia estuve bastante cómodo en este campo, por lo que decir que nada reseñable excepto que metí a la maga de nivel 4 dentro del bosque y me puse a lanzar hechizos fuera de peligro, como la magia Silvana no necesita de visión, pues estuvo curioso.

El disparo de mis guardianes del bosque estuvo bien y, al no tener que enfrentarse a unidades que les “cazaran”, resultaron bastante útiles.

Los Bailarines tuvieron una actuación magistral, pero me confié por el trascurso de la batalla y elegí la danza equivocada en un momento dado. Con este tipo de cosas he de andarme con más ojo.

La unidad de dríades hizo un papel sobresaliente como apoyo de los kurnous y su habilidad de causar miedo también funcionó bien.

Los jinetes del bosque con arco, lanza y escudo estuvieron bien metiéndose en la retaguardia del enemigo, pero mi indecisión a la hora de cargar no sé si fue buena o un fallo.

Los Kurnous una maravilla si se posicionan donde deben. No tengo mucho más que decir.

Los halcones hicieron su función de cazar el cañón de su flanco, que era para lo que los metí. Aunque podían haber cargado conjuntamente con los jinetes del bosque y hacer pupa a una unidad por la retaguardia.

Y el águila es indispensable para cazar máquinas de guerra. Creo que contra enanos también funcionarían bien.


Y fin del aprendizaje del otro día, del que saco dos cosas: La primera es que hay que moverse y posicionarse, que tu ejército baile con el oponente (creo que esto es extrapolable a todos los ejércitos) y lo segundo es que la psicología en silvanos puede ser una espina en la moral de tu enemigo.

Decir que me apené un poco por Sergio y su vuelta al hobby. No era mi intención masacrarle y espero que la derrota no le desanime a seguir jugando. Después de la batalla le di unos cuantos consejos (los que puede dar otro aprendiz) para que mejore su juego. Y tengo claro que la próxima vez no me lo pondrá tan fácil.


Saludos desde el Roble Eterno,
Peto

No hay comentarios:

Publicar un comentario